lunes, 8 de octubre de 2012

Barbos de Otoño a Mosca en Estremadura

Después del tórrido verano, las primeras lluvias del otoño vuelven a generar vida y el color verde se empieza a abrir paso, frente al amarillo que hasta ahora dominaba el paisaje estremeño. 
Los grandes barbos vuelven a dejarse ver patrullando por las orillas y merodeando en la superficie en busca de hormigas de ala y otros insectos, que les proporcionaran las ultimas reservas de alimentos, para afrontar ese letargo que sufren estos peces durante el largo y duro invierno.

Los grandes barbos vuelven a dejarse ver patrullando por las orillas 
Estas primeras lluvias no solo hacen salir algunas hormigas de ala y otros insectos, si no que también ayudan a que suba el caudal de los embalses inundando zonas que hasta ahora estaban al descubierto, siendo estas autenticas despensas para estos peces que no dudaran acercarse a ellas, en busca de alimento de nuevo.



Un bonito y dorado barbo estremeño
Con todo esto rondándome en la cabeza decidí poner rumbo a uno de mis embalses estremeños preferidos para la pesca de estos peces, Valdecañas, donde la media de tamaño es notablemente mas grande que en nuestros embalses madrileños y un lugar en el que ademas de buenas pescatas podemos conseguir alguno de estos ciprinidos tamaño XXL.

Mi caña de linea 5 quizás no sea lo mas adecuado
Nada mas llegar al embalse monte mi caña de linea 5, con una hormiga de alas iridiscentes al otro lado del bajo, en punta un 0,23 de fluorocarbono para evitar que me partan fácilmente con las rocas y sobre todo poder pelear los mas grandes con confianza y el freno del carrete lo mas fuerte posible.

Los barbos estas bastante activos
Después de un breve paseo hasta el agua desde el lugar donde dejo mi coche, mi vista empieza a recrearse contemplando como las aletas en la orilla y alguna boca que sale sobre la superficie del agua indican que los barbos estas bastante activos, sigilosamente me acerco hasta una distancia prudencial y lanzo mi mosca a uno de los que mas grandes me parece, a lo cual el responde comiéndose mi hormiga sin ningún recelo, a la acción de clavar le sucede una gran carrera de este pez sacando varias decenas de backing en cuestión de segundos, regalándome una gran pelea llena de adrenalina y dejándome claro que mi caña de linea 5 quizás no sea lo mas adecuado para estas locomotoras.

 Coloso estremeño
Prácticamente sin moverme del sitio y habiendo solo avanzado unos metros por la orilla, observo otros barbos que vienen hacia mi a flor de agua, igualmente selecciono el que me parece mas grande y le pongo la hormiga a solo unos pocos centímetros de su boca, nada mas verla caer el barbo se apresura a engullirla, a lo cual clavo con confianza y segundos después vuelvo a ver como el backing sale del carrete como una bala una vez mas, mientras la caña se arquea una y otra vez por los embistes y cabezazos de este coloso estremeño.


Las heridas en la boca de este barbo nos demuestran de lo que son capaces en su intento de zafarse del anzuelo o partirnos nuestro hilo restregándose con gran agresividad contra las rocas sumergidas
Después de estos dos peces, cambio el terminal del 0,23 para sustituirlo por otro ya que el hilo esta bastante raspado y no creo que aguante otro barbo mas, menos con este tamaño y esa fuerza que demuestran durante cada pelea, lo mejor es asegurar, no sera el primero que me parte precisamente por eso.

Poder estremeño
Cada lance, cada nuevo recodo del embalse me regala un estupendo barbo que pone mi equipo al limite y empieza a mermar mis fuerzas, ademas de hacer mella en mi muñeca y mi hombro derecho los cuales, van sufriendo los contratiempos de pescar estos peces con una caña demasiado ligera y sin talón de lucha, aunque por una parte es una gozada, por otra las peleas se alargan mucho mas y hay que hacer mucho mas esfuerzo para echarlos a tierra con el consiguiente desgaste físico que eso conlleva.


Como sarna con gusto no pica seguí pescando durante dos horas mas clavando barbos uno detrás de otro, en ocasiones, sin ni si quiera espacio de recuperación entre cada uno, lo que hacia que mi antebrazo estuviera cada vez mas cargado y empezara a sufrir un dolor en la muñeca, que me hacia cambiar de mano la caña durante la pelea, continuamente para poder soportarlo.


Un gran día de pesca a mosca de barbos estremeños, un día en el que puedo decir que físicamente estos peces acabaron conmigo, lo que era una excursión de pesca de dos días se convirtió en uno en el embase y otro en casa de reposo y sin poder levantar mi brazo derecho mas allá de mi hombro.


Eso si un día de reposo, con una gran sonrisa en la cara y deseando volver, esta vez con el bote de reflex preparado en mi mochila, una muñequera, dos red bull y algún que otro ibuprofeno.



J. Peña

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