Después del tórrido verano, las primeras lluvias del otoño vuelven a generar vida y el color verde se empieza a abrir paso, frente al amarillo que hasta ahora dominaba el paisaje estremeño.
Los grandes barbos vuelven a dejarse ver patrullando por las orillas y merodeando en la superficie en busca de hormigas de ala y otros insectos, que les proporcionaran las ultimas reservas de alimentos, para afrontar ese letargo que sufren estos peces durante el largo y duro invierno.
Los grandes barbos vuelven a dejarse ver patrullando por las orillas |
Un bonito y dorado barbo estremeño |
Con todo esto rondándome en la cabeza decidí poner rumbo a uno de mis embalses estremeños preferidos para la pesca de estos peces, Valdecañas, donde la media de tamaño es notablemente mas grande que en nuestros embalses madrileños y un lugar en el que ademas de buenas pescatas podemos conseguir alguno de estos ciprinidos tamaño XXL.
Mi caña de linea 5 quizás no sea lo mas adecuado |
Los barbos estas bastante activos |
Coloso estremeño |
Las heridas en la boca de este barbo nos demuestran de lo que son capaces en su intento de zafarse del anzuelo o partirnos nuestro hilo restregándose con gran agresividad contra las rocas sumergidas |
Después de estos dos peces, cambio el terminal del 0,23 para sustituirlo por otro ya que el hilo esta bastante raspado y no creo que aguante otro barbo mas, menos con este tamaño y esa fuerza que demuestran durante cada pelea, lo mejor es asegurar, no sera el primero que me parte precisamente por eso.
Poder estremeño |
Como sarna con gusto no pica seguí pescando durante dos horas mas clavando barbos uno detrás de otro, en ocasiones, sin ni si quiera espacio de recuperación entre cada uno, lo que hacia que mi antebrazo estuviera cada vez mas cargado y empezara a sufrir un dolor en la muñeca, que me hacia cambiar de mano la caña durante la pelea, continuamente para poder soportarlo.
Un gran día de pesca a mosca de barbos estremeños, un día en el que puedo decir que físicamente estos peces acabaron conmigo, lo que era una excursión de pesca de dos días se convirtió en uno en el embase y otro en casa de reposo y sin poder levantar mi brazo derecho mas allá de mi hombro.
Eso si un día de reposo, con una gran sonrisa en la cara y deseando volver, esta vez con el bote de reflex preparado en mi mochila, una muñequera, dos red bull y algún que otro ibuprofeno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario